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»No hay nada más engañoso que el corazón;
    no tiene remedio.
    ¿Quién lo entiende?
10 Yo, el SEÑOR, que examino los pensamientos
    y escudriño las intenciones del corazón;
para darle su merecido a cada uno,
    la cosecha de las acciones que sembró».

11 El que acumula riquezas en forma deshonesta
    es como perdiz que empolla huevos ajenos.
En la mitad de su vida lo abandonarán,
    y al final quedará como un tonto.

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